jueves, junio 30, 2005

Solo una parte de la historia...


Recuerdo cuando fui por primera vez... crucé toda la ex Abelardo Núñez, llegué al “patio de los perros� y luego se abrió la EAO. Entre toda la fauna existente, encontré justo la 509, al lado de una de las escaleras... entre las divisiones de la sala se veían símbolos y consignas en las paredes, papelógrafos y afiches... un desorden que me pareció producto de alguna de las tantas jornadas de propaganda y cajas con los libros de Rubén. Un par de compañeros chascones y amables me preguntaron quien era y luego, casi sin darme cuenta, ya estaba en medio de una campaña para reconstruir la Federación de la Usach.... todo era nuevo, las formas, los colores, las ganas... recorrimos la Universidad "arriba de la micro" con que llamamos a los estudiantes a votar, las compañeras de la murga y los zanquistas no dejaron de bailar y hacer piruetas por el campus de la UTE... todo era nuevo, pero solo hasta un tiempo después me di cuenta que no era ajena a ese mundo, pues había mucho de mi en el.

Luego vinieron marchas, protestas, carretes varios, más de una noche de desvelo en los Consejos Estudiantiles eternos, las risas, las tomas, los amigos-compañeros, los amores, los Claustros, la clases y los exámenes, los aciertos, las discusiones con "los compañeros de izquierda más allá de la Jota", con "la concerta" y por supuesto, entre "Bandera Roja" y "Bandera Amarilla"... navidades con amigo secreto y los galardones respectivos, y luego más elecciones... en todo, parecía siempre estar al centro algo de lo cual todos (cachorros y viejos estandartes), siempre fuimos parte: los proyectos. Entonces, funcionó la Escuela Kirberg, hubo Ferias de la Diversidad, boletines varios, nuevas bases y nuevos compañeros que trabajaron con nosotros; Hubo actos artisticos masivos, un video documental, exposiciones, obras de teatro, concursos de poesía y más compañeros que quisieron sumarse al trabajo... Quizás para muchos de nosotros la UTE siempre fue una aspiración, una visión y una misión de la cual nos sentimos herederos, cuestión que no siempre fue fácil de enarbolar; sin embargo, echando una pequeña mirada hacia atrás, creo estar segura que ese proyecto no fue una utopía... pienso que cada vez que nos hacemos cargo de nuestra memoria, también somos capaces de asumir que la tarea continúa, y aunque algunos años han pasado, no son tantos como para ponernos a pensar que todo aquello forma parte de los "pecadillos de juventud"... pues somos jóvenes, tenemos más experiencia y podemos hacer de nuestro trabajo diario un gran desafió... Cuando digo esto, estoy pensando en tomar las armas bajo las que fuimos formados, las herramientas con las que en innumerables ocasiones construimos discurso, el coraje con que llamamos a otros para que no claudicaran... esas mismas cosas que yo aprendí de muchos de ustedes, en la 509, en Los Naranjos y en las oficinas de la Feusach durante años... compañeros, me siento feliz de llevar siempre conmigo lo que fui, porque es lo que hoy me hace trabajar de manera distinta y recordarme todos los días lo que no puedo dejar de hacer: luchar...

1 comentario:

Nikotov dijo...

A muchos nos debe haber vuelto a la memoria el día que llegamos a la Usach...
Muy lindo aporte de verdad me llena de nostalgia y optimismo.