
El "23 congreso del PC eligió nuevas autoridades". Este es el titular que aparece en el sitio web del glorioso PC (
www.pcchile.cl). A todas luces un titular con mucha pompa y estridencia para anunciar lo que muchos sabía con anterioridad. En este sentido varios dirigentes se repetirán el plato, entre ellos Teillier, Carmona, Lagos, etc, etc, etc. El pasquín de la nación, destaca con ahinco la elección de Teillier y Carmona, ambos electos por los miembros del partido, "lo que significa aprobar su gestión". Ayer, en otro pasquín, la Tercera, destacaba las ideas movilizadoras para el présente périodo como "luchar contra pobreza extrema..." o la "lucha contra la corrupción". Estas ideas no son mas que un botón de como la agenda politica se dicta en función de la concertación y de los medios de prensa. Luchar contra la extrema pobreza es una idea liberal en todo su sentido, pues se parcela la población segun ingresos y la falta de medios que algunos tienen para salirse del estrato inferior. Esta esconde enciernes principios ideologicos de derecha, pues se dejan de lado las relaciones desiguales entre individuos que se sustenan en el territorio y el tiempo. De mas esta decir que con estos "slogans" se hace notorio la falta de discusión en diversas tématicas que tocan al mundo de izquierda. En este mismo sentido, la lucha contra la corrupción es la principal bandera de lucha de la derecha, la cuáal ahora es también parte de la izquierda, como lo hizo Jospin en Francia, y que siginifico desaparecer del mapa.
Otro congreso, donde lo más siginificativo haya sido la ausencia de Gladys Marin, que pasará a la historia como un buen mécanismo simbolico de la reproducción del poder y de la distribución de los somniféros que se tragan buena parte de los que ahi participan. Una renovación no pasa por llevar más candidatos, ni repetir majaderamente las mismas frases clichés de hace 20 años, al contrario, ella pasa por una discusión descarnada de la escolastica y la doxa que se transforman en vehiculos de un status quo inamovible, petrificado, que "equipa" a los militantes (en su gran mayoría) con un mismo tipo de capital simbolico y cultural que vee la realidad con los mismos ojos, como si esta ya no fuera la misma.
La distancia, y la lejanía, son siempre necesarias para deshacerse de ideas tan internalizadas que cuestionarlas siginfica un pecado capital. No transgredir el miedo de la uniformidad, y del modo uniforme de mirar la realidad, nos lleva indeclinablemente hacia el ocaso. Quizas nuestro destino sea ser siempre vagón de cola, aunque eso implique terminar como el opus-dei (o opus-lenin)...
Saludos